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Blog de Belén Serrano

Cómo somos, cómo son nuestros hijos-as

Hemos escuchado muchas veces frases como: “Es que a mi hijo no le gusta el agua, es que mi hijo se duerme muy tarde, es que mi hija es muy mala comedora, es que mi hija tiene miedo a los perros…”

Muchas veces, los padres ponemos en boca de nuestros hijos-as gustos o actitudes que corresponden a nuestras preferencias, ya que ellos no saben hablar.

Esto ocurre desde bebés. Todos imaginamos lo que le pasa el bebé cuando llora, “tiene hambre, tiene sueño, quiere mimos, tiene gases, no le gustan las frutas, etc”.

Tenemos que ser conscientes de que proyectamos sobre ellos nuestros miedos y nuestras preferencias y, en cambio, deberíamos dejarles la posibilidad de elegir, de probar y, al fin y al cabo, de decidir. Esto no significa que a un niño de dos años le demos la posibilidad de decidir cuál de los tres calcetines se quiere poner, por poner un ejemplo. A la edad de dos años, debemos guiarle, motivarle y también obligarle a hacer las cosas correctamente. Más adelante, le daremos dos opciones para elegir, pero solamente si tenemos claro que la decisión puede ser suya. Y a partir de los 4-5 años (dependiendo de la maduración del niño-a), podremos ayudarle a tomar las decisiones sobre sus actividades, libros, juguetes, pero siempre dándole la posibilidad de que conozca todo el abanico de posibilidades.

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